Salesianos Algeciras
MIERCOLES 7 DE FEBRERO
Madrugada de nervios y sueño. Así, emprendimos nuestra aventura a Sierra Nevada a las 4.30 h. Sueño por la hora fijada y nervios por la incertidumbre que se abría ante nosotros por dos motivos, por si íbamos a ser capaces de movernos en el blanco elemento y si las movilizaciones de los agricultores no iban a ser lo que nos impidiera disfrutar de todo lo planificado.
Después de varias horas de viaje, llegamos a nuestro ansiado destino, no sin respirar la calma tensa que habitaba en los arcenes en distintos puntos del itinerario. En la carretera de la Sierra, nos estaban esperando puntuales los monitores de Multiocio, Adolfo (Rodolfo para algunos) y Cristóbal, los cuales iban a ser los encargados de adiestrarnos en la difícil tarea del esquí y que compartirían con nosotros estas jornadas.
Llegada a Pradollano, maletas al hotel y nosotros al establecimiento donde recogeríamos nuestros compañeros inseparables de estos días, botas, casco y esquís. Entregas de forfaits y casi sin darnos cuenta, ya estábamos subidos en el recién estrenado teleférico que conecta Pradollano con el punto más alto de toda la península ibérica. Llegamos a los pies del Mulhacén, la estación de Borreguiles.
Una vez organizados por niveles en 5 grupos con el resto de monitores, comenzó el día más duro de nuestro curso, donde aprendimos a lidiar con el equipo y probamos la dureza y la frialdad de la nieve al caer.
Por la noche, después de cenar en el hotel, aunque las caras eran una mezcla de sueño y satisfacción, todavía había algunos que derrochaban energía.
JUEVES 8 DE FEBRERO
Segundo día de curso, y ya mucho camino recorrido en la tarea de ajustarse el material y calzarse los esquís, aunque algunos seguíamos empeñados en seguir probando lo fría y dura que está la nieve al caernos. Actitud humana que va inmersa en cualquier aprendizaje y que graba a fuego el desarrollo de destrezas por no cometer los mismos errores.
Igual que el día anterior, almuerzo de picnic con risas, experiencias compartidas y alguna foto que otra de postureo para nuestra vida virtual que habita en las redes sociales.
Esa tarde la meteorología dio un giro como aviso de lo que se avecinaba para esa misma noche, con rachas de ventisca, que aguantamos como verdaderos campeones sobre nuestros esquís. Ya esa tarde, éramos capaces de sostenernos en los esquís con cierta soltura, dominando esa odiada cuña para frenar y llevando nuestros cuerpos hacia donde queríamos ir nosotros, no nuestros esquís, como el día anterior. Casi llegada la hora del cierre de la estación, todos nos sorprendimos de ver que habíamos llegado sanos y salvos esquiando hasta la misma puerta del teleférico Al-Andalus que nos devolvería a Pradollano.
Llegando al hotel, empezaron a caer los primeros copos de nieve, mientras nos aseábamos para el momento de la cena. Momentos de convivencia, de risas, de charla y de trasiego de habitaciones, donde las planchas de pelo y los secadores iban pasando de mano en mano.
VIERNES 9 DE FEBRERO
Al asomarnos por la ventana, comprobamos que seguía nevando. La Sierra nos regaló la preciosa estampa de amanecer completamente blanca, incluida la puerta del hotel, pero detrás de esa preciosa imagen se escondía lo que todos nos temíamos y que no queríamos que se diera.
Nuestro monitor, Adolfo, desayunó pegado al móvil muy pendiente de los comunicados que pudiera emitir Cetursa, que es la sociedad que gestiona la estación de esquí. Sobre las 10.00 h se cumplían los peores pronósticos y ya sabíamos que la estación no abriría por seguridad, debido a las rachas de viento. Inmediatamente se trazó un plan alternativo y se vio la posibilidad de que se disfrutara un buen rato de las actividades situadas en Pradollano en el complejo Mirlo Blanco.
Mientras, todos en camino hacia Pradollano andando, puesto que el cómodo telesilla que nos subía hasta el hotel, estaba cerrado por seguridad. Devolución de material de esquí mientras los copos de nieve que caían se convertían en una pesada lluvia que no nos dejó tampoco disfrutar de las actividades.
Una vez agotadas todas las esperanzas de seguir disfrutando de la nieve, decidimos adelantar la vuelta. Paseo por pradollano nevado y almuerzo.
Sin duda ha sido una preciosa experiencia, días de deporte, compañerismo y de compartir, que al final es de lo que se trata. Destacar el maravilloso trato que nos han dispensado los monitores Adolfo y Cristóbal de Multiocio, así como las atenciones que hemos tenido en el hotel Montesol.
A las 19.00 horas, llegamos a nuestra querida Algeciras, cansados, pero con la mochila cargada de vivencias y experiencias. Sería por nuestra parte muy presuntuoso el poder afirmar que sabemos esquiar, pero gracias a este curso, nuestro bautismo de nieve lo hemos aprobado con nota.